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Mostrando entradas de enero, 2012

El señor de la noche

Las casas amuralladas de Monserrat son como apacibles campos santos a cualquier hora del día. Su tranquilidad llega al límite del sopor. Autos aparcados, verjas remachadas en sus muros y hojarasca en las calles empedradas es lo único que indica que aquí hay vida. En este lugar el más solitario se sentiría solo, sino fuera porque, cuando desaparece la luz del día y cae la noche el і Pruuuu, pruuuu! De un silbato rechina en los aposentos.  El amo del silbato camina lento, pausado, parece contar sus pasos. Uno, dos, tres, cuatro…, luego asoma su figura menuda cuando las sombras se imponen y aparecen los bombillos debajo los tejados. Sus pasos balancean su cuerpo de alfiler. Es la caminata de un señor de 62 años. Gorra inseparable, camisa manga larga verde olivo con el aviso de “seguridad” en el pecho, zapatos impolutos componen su vestimenta. Este atuendo lo ha llevado don Gerónimo en su humanidad por décadas y en diversas formas.